
La muerte de los multimillonarios canadienses Barry y Honey Sherman fue, desde el principio, un misterio.
El 15 de diciembre de 2017, un agente inmobiliario que hacía un recorrido por la mansión de la pareja en Toronto alrededor del mediodía descubrió sus cuerpos, completamente vestidos, junto a la piscina cubierta del sótano. Estaban semisentados uno al lado del otro, con cinturones atados alrededor del cuello y sujetos a la barandilla de la piscina cubierta, según la policía.
Barry Sherman tenía 75 años; su esposa Honey tenía 70 años. Ninguno de sus amigos o socios comerciales había tenido noticias suyas en aproximadamente dos días, y no había señales de que la puerta de la vivienda hubiera sido forzada, señaló la policía.
La historia llegó a los titulares de los diarios mucho más allá de su próspera comunidad en Toronto. La policía calificó las muertes de sospechosas y surgieron teorías sobre quién podría haber querido matar al fundador del gigante canadiense de medicamentos genéricos Apotex y a su esposa filaántropa, una de las parejas más ricas de Canadá.
Los investigadores han trabajado para conectar los puntos. Pero cinco años después, no se ha realizado ningún arresto. En el aniversario del suceso esta semana, el hijo de los Sherman acaba de ofrecer US$ 25 millones extras por información útil para detectar al o a los responsables. La recompensa ahora es de US$ 35 millones.
Con información de CNN