(ÉXODO 13: 21-22)
Muy buenas noches, Señor y Padre Providente: Antes de descansar y gozar de un sueño restaurador de energías, quiero decirte que mis amigos y Tu servidor hemos decidido estar bajo la sombre de La Nube Divina, para gozar del ambiente celestial que nos cubre de las inclemencias del desierto abrazador y de noche nos da un clima que nos hace prescindir de cobertores. Cuando el Pueblo Israelita caminaba hacia la tierra prometida, Tú los protegías haciendo de esa nube la extensión de Tus paternales brazos protectores, a fin de que Tu Amado Pueblo, no sufriera las temperaturas extremas ni de día ni de noche. Estando bajo Tu Nube Protectora, estaremos a salvo y podremos vivir plenamente, sabiendo que gozamos de Tu Paternal Cobertura, que es Tu Divina Gracia.
¡Gracias, Señor, por ser tan amoroso con la humanidad que a Ti acude y en Ti busca su amparo y protección! ¡Gracias, Señor, porque bajo la Nube de la Gracia Divina, nada nos hará falta y ninguna plaga mortal atentará contra los nuestros! ¡Gracias, Señor, porque a todos los que en Ti confían, la Nube de Tu Gracia los hará invisibles e invencibles ante tanta maldad y ante el imperio de los malvados! Hoy que nuestro país y el mundo entero se convulsiona por tanta crueldad sanguinaria de los malvados, los que en Ti confiamos seremos protegidos, prosperados y enaltecidos porque la Nube de Tu Gracia se transforma en nube de riqueza, de paz, de energía, de amor y de esperanza que nos fortalece e ilumina para poder vencer a todo los que nos persiguen a muerte.
Hoy mis amigos y yo, Te decimos: ¡Gracias, Padre de bondad, por ser Tan magnánimo, tan bondadoso y tan espléndido! ¡Estamos tan seguros que bajo Tu Nube, seremos prósperos, benditos, felices y luchadores que van siempre por más victorias!
¡Bendito seas, oh Padre de bondad incomparable! Amén.
