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Trol al teléfono

“Por lo tanto podemos concluir diciendo que la literatura en Yucatán vive uno de sus momentos de mayor esplendor. Yo, y el CENTRO LITERARIO que represento somos ejemplo de lo anterior. muchas gracias”.

La ovación que firmó aquellas palabras dejo henchido de vanidad a quien las pronunció. Entre el público las risas contenidas a espaldas del expositor eran apenas controladas. Lo mismo sucedía en la mesa panel con los otros conferencistas, entre los que sobresalían un hombre “genial” (cultivado). Todos contribuyeron.

Cuando bajo al espacio terrenal, nuestro LITERATO fue congratinado con efusión por los presentes. Entre cómplices guiños le daban palmaditas en la espalda. Éxito total. LITERATO ensoberbecido decía a aquel quería escuchar: “¿verdad que apantalle, más si no?”

Y la cómplice actitud de maestros y alumnos de la preparatoria ”EKIS” le instaban a seguir por ese camino. Era un verdadero pasmo de las letras (jejeje), reían en sordina.

Pero regresemos alegremente unas semanas en el tiempo. El teléfono en casa del literato sonó. Este contestó y al otro lado de la línea una voz varonil dijo de pronto: “necesitan a alguien en la preparatoria “EKIS” para una conferencia. Pero no cualquiera. Desean a alguien de la mayor altura. Por eso pensamos en ti. ¿aceptas?.

“pero por supuesto que sí, gracias ¡oh maestros!”, ahí estaré puntual. En el otro extremo del teléfono, unos troles daban feminoides piruetas de felicidad.

Hay que apuntar que el literato es un hombre guapo. Todo un galán. Piel blanca, ojos azules, cuerpo juncal, varita de nardo. Tom Cruise era un pobre perro junto a él. Si Oscar Wild viviera lo hubiese adoptado como el protagonista de el retrato de Dorian Gay”. Modelo de belleza masculina. Acosado por las burguesas del norte. Antinoo uaye. Pero eso no le interesaba. “Quería ser reconocido por su enorme talento poético”.

Pero regresemos a nuestro tema central: la cultivada con todo y vericuetos.

Al día siguiente de la plática, otro telefonazo al hogar del literato. “Era la secretaria del macizo” para comunicarles que el señor director, el sumo sacerdote de la tierra de nunca jamás MEGALONIA, estaba muy complacido por la felicitación “tan sincera” que habría recibido de la preparatoria “EKIS” por haber mandado a su evento al tan ilustre como comprensible en sus conceptos escritor.

Las lágrimas casi se le salen de los ojos al literato. al fin se le reconocía en la esfera d ellos elegidos. De los tocados de la gracia divina. “no fue nada” respondió loco de contento. Y no era para menos. El mismísimo director ¡AVE CESAR! Le mandaba felicitar.

Los trols hacían extrañas muecas llorando de la risa y caminando de cabeza por los techos. Literato se masturbaba mentalmente. No cabía en sí. ¡estaba dentro de la cofradía! Estaba donde antes no lo aceptaban pese a sus lambisconerías, caravanas y trabajos sucios. Ahora despuntaba, su talento era reconocido por os “buenos”.

Su mente se encontraba en el continente perdido de Luxor, cuando el timbre del teléfono lo saco de su atracción. Se trataba ahora del director de la preparatoria EKIS. Llamaba para felicitarlo en persona. Literato se hacía grande y se hacía chiquito (era un chorrito) ante tales demostraciones a su innegable inteligencia. “no es nada, tengo miles de conferencias listas ya, mucho mejores que aquella. Cuando quieran me vuelven a llamar, estoy a sus órdenes.  A lo lejos en el teléfono le parecía escuchar algo parecido a unas risitas. Del otro lado del mismo, cabezas coronadas con gorros frigios, los trols daban cabriolas en el quicio de una ventana burlándose.

En la calle, en el café, en la cantina, en el camión, literato era felicitado por sus conocidos y conocidas. Al parecer toda la ciudad se había enterado de su glamuroso éxito (Estuviste genial) era la palabra obligada. Estaba tan bien preparado, tan bien urdido el plan y el atosigue para volverlo loco. Que, a partir de ese momento, se consideró un grande de la lírica. Repetía a los cuatro vientos: “la poesía soy yo”, emulando a aquel monarca francés que proclamo. “LETATSEMUÁ”. Para entonces los trols triunfalmente volaban sobre el himalaya mirando al Lovsang Rampa y al Dalay Lama muertos de la risa. En sus cuerpecillos salió una luz que irradiaba “lo enloquecimos “.

En la urbe meridana todos comentaban y se burlaban de lo que había sido aquel fragoroso discurso: un esperpéntico rompecabezas de palabras. Un monumento al ego y la mitomanía. Pero como nos encanta encumbrar a la gente cultivable. Y ahí esta nuestro “poeta”, ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo como la puerta de Alcalá, un inducidamente poeta, al que un grupo de trol lanzaban al estrellato y todo lo secúndanos, incluso se le imprimieron reconocimientos apócrifos y medallas de corcholata.

P.D.  la seguridad privada, finísimas personas, culpa por supuesto de Andrés Manuel López Obrador.

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