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Bernarda De Havanafama

Nuevamente en Mérida, la Compañía de Teatro HavanaaFama, constituida por latinoamericanos radicados en Miami, regresa a Casa Tanicho con dos obras de teatro: Calígula y Bernarda.

 Esta última presentada el sábado 6 de agosto de 2022,

  Llevamos viendo versiones de la obra de Federico García Lorca: La casa de  Bernarda Alba, de todo tipo desde los años 70 y más a partir de la muerte de Franco y el comienzo del destape español.

 En México a finales de los años 70 del siglo pasado, vimos por primera vez una versión realizada por puros hombres, luego a lo largo y ancho de las últimas casi 4 décadas se han realizado todo tipo de versiones con puros hombres, desde comedias musicales, hasta relecturas homosexuales.

 Buenas propuestas cada una con su propio estilo.

 En esta ocasión, HavanaFama, realiza el mismo travestismo, aunque argumenta que no son mujeres representadas por hombres, sino hombres haciendo de mujeres desde el punto de vista masculino.

 Aunque al inicio de la obra vemos a un grupo de actores con tocados como cascos y sólo con tangas de cuero, llevando en los brazos extendidos unos vestidos/abrigos, al ponerse esta ropa muy militar realizada en cuero, metal y tela muy gruesa, la transformación inicia y en muchas ocasiones, contradiciendo lo dicho por el director.

 Son pocos los actores que se mantienen en su masculinidad sin caer en requiebros femeninos o dizque femeninos.

 Bernarda es aun con su vozarrón masculino, una señora mandona y matriarca, de esas  que nunca dejaran de existir y menos en estos tiempos del llamado empoderamiento femenino que a veces cae en ese militarismo fascista.   

 Poncia, masculina pero con ademanes femeninos, a veces resulta más dura y fuerte que Bernarda, que en momentos es sólo una figura de cartón con un toro anunciando brandy Osborne.

 Adela, brinca y juega como adolescente, y se lo creemos, Magdalena nos cautiva con esa actitud de sonambulismo, que la hace buena y lejana, otra mujer fugada del mundo y de la realidad, para evitar sufrir y ser más herida de lo la madre la ha herido.

 Y el personaje más entrañable, que en la obra de Lorca, tiene apariciones como fantasma que ronda la casa/prisión y que es la abuela, en esta versión, Juan Roca, el director al adaptar la obra la dota de más parlamento y más movimiento tanto físico como poético y profético. Este personaje es el único que a pesar del gran cargamento de vestuario con gasas, tiara y tiras de todos tamaños de perlas (que nos recuerda un vestuario usado por María Félix en El Monje Blanco (1945) ,  es simplemente un actor que actúa y nos hace entrar en la convención de que es la abuela, madre loca de Bernarda.

 Martirio, sin jorobas falsas, ni juegos corporales, nos da una mujer enferma y llena de maldad con el trabajo actoral de su energía interna. Y nos deja en momentos con ganas de cazar a esta hiena.

 Aunque todas las mujeres de esa casa son animales de presa y al mismo tiempo indefensos por la falta de un macho que las preñe y calme esas soledades calurosas, que se parecen tanto a estas que se viven en este Caribe que comienza en Yucatán y termina en Venezuela, como diría el gran autor cubano Alejo Carpentier, en su propuesta de un gran diccionario del habla caribeño, que hizo en la Universidad de Venezuela.

 Podríamos pensar que el pequeño espacio de Casa Tanicho, nos da esa sensación de asfixia, pero no lo creo, esa sensación está dada por el director y por el excelente trabajo de los actores,

 No cabe la menor duda, de que el final y la puesta toda, es un gran homenaje a Lindsay Kemp, quien los 70 montó El público, de Federico.

 El suicidio de Adela, lo maneja el director Roca, con una imagen maravillosa: Bernarda llora y gime como fiera mortalmente herida, mientras una danza con velos rojos, caen sobre ella, y la envuelven, es la sangre que como un río la ahoga, no sólo la de Adela, sino la de las cuatro hijas que quedarán emparedadas para siempre.

 Es cuando la abuela loca y pitonisa, la descorona y se “autocorona” para enseñorearse en esa casa de muerte y locura pasional llena de sentimientos que vienen del bajo vientre y no del alma y menos del intelecto.

 Una puesta muy militar, muy dictatorial que como todas las dictaduras terminan cayendo porque tienen los pies de barro.

  Como espectador salí satisfecho y lo que me sorprendió fue reconocer a varios de  los actores ya sin maquillajes y a otros no. Aquí es donde noté qué actores cumplieron con la premisa del director, y cuáles se quedaron en el intento, lo cual no obsta para sus muy buenas actuaciones.

 El elenco está formado de la siguiente manera:

  • Bernarda: Juan Roca.
  • Poncia: David Ponce.
  • Amelia: Rei Prado.
  • Adela: Rafael Farello.
  • Magadalena: Isamiel Rojas.
  • Martirio: Osmel Poveda.
  • María Josefa (La abuela): Steven Salgado.
  • Angustias: J. J. Paris.
  • La criada: Jorge Ovies.
  • Maquillaje: Adela Prado.
  • Iluminación Edward Chau.
  • Dirección y adaptación: Juan Roca.

Un gran mérito de Jorge Iván Rubio, por hacer de Casa Tanicho un espacio teatral propositivo con teatro tanto local, nacional e internacional.

Fernando Muñoz Castillo

Escritor, hacedor de libros objeto, dramaturgo y director de teatro. investigador e historiador de teatro y cine. curador y museógrafo. periodista cultural. ha publicado varios libros.

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