Predicar es más que enunciar, con palabras, una doctrina. Predicar el Evangelio es hacernos al modo de Jesús, es decir, sanar, compartir, incluir y perdonar.
Estas últimas semanas se antoja decir junto con Job: “La noche se alarga y me canso de dar vueltas…”. Pero este es el tiempo de predicar el Evangelio con más fuerza, libertad y gratuidad. Es tiempo de mantener la esperanza siendo en Cristo esperanza. Hay que buscar en medio de tanto ajetreo el silencio y la soledad, para luego volver la misión de predicar, con más obras que palabras.
P. Hernán Quezada sJ